¡Nos vamos de vacaciones! Del 31 de octubre al 10 de noviembre. Disculpa las molestias.
El narciso es una de las plantas más caracterizadas por su belleza y olor que desprende. Con su presencia, es capaz de aportar alegría, embellecer jardines y arreglos florales. Debido a su gran popularidad, desde Bruflor, os traemos unos consejos sobre cómo cuidar esta maravillosa planta y cuál es su temporada de máximo esplendor.
Hablamos de una flor de primavera, que florece entre marzo y mayo, aunque depende en gran parte de la zona geográfica y sus condiciones climáticas. Es una de las flores más rápidas en aparecer cuando finaliza el invierno. La mejor época para plantarlo es en otoño, adelantándonos a las heladas.
Lo cierto, es que existe una gran variedad de formas y tamaños, desde los más pequeños (que pueden medir unos 10 cm de altura) hasta los más altos de casi 0,5 metros.
Se clasifican según la morfología de su flor, y podemos encontrar: narcisos de trompeta, de copa grande o pequeña, dobles, Triandris, Cyclamineus, Jonquilla, Tazetta, Poeticus, Bulbocodium y Mariposa o de Corona Partida.
También, según qué tipo de narciso sea, varían sus tonalidades, desde el blanco, hasta el amarillo, naranja, o incluso rosa.
A parte de ser visualmente muy agradables, y desprender un olor único, tienen una serie de propiedades que en numerosas ocasiones, se utilizan para fines medicinales.
Primero, debemos añadir un buen sustrato y una buena cantidad de estiércol en el fondo de la maceta, debido al crecimiento del bulbo, el cual comienza a desarrollar las raíces en la parte inferior y estas acabarán llegando hasta el fondo. Cuando lo alcanzan, comienzan a girar alrededor de él.
El abono es sumamente importante para que los bulbos se desarrollen bien al año siguiente y logren regenerarse. Es por eso que deben nutrirse de forma correcta.
Cuando plantemos los bulbos, debemos considerar su tamaño, ya que, a mayor tamaño, mayor será la profundidad a la que debemos plantarlos. Debemos plantarlos con el doble de tierra por encima de ellos y con la punta de los bulbos hacia arriba. Añadiremos una capa de sustrato sobre ellos e introducimos los siguientes 5 bulbos de un tamaño más intermedio, añadimos de nuevo sustrato y finalizamos con los de menor tamaño y otra capa de sustrato.
Es muy frecuente encontrarlos en arreglos florales, y es importante saber de qué manera podemos mantenerlos frescos y bonitos por más tiempo cuando ya están cortados.
En primer lugar, debemos cortarlos adecuadamente, haciendo un corte del tallo en diagonal con un cuchillo bastante afilado, para que así absorba el máximo de agua.
Después, debemos asegurarnos de un buen acondicionamiento, colocando los tallos en agua con temperatura tibia justo después de cortarlos. Los tallos deben hidratarse durante una hora (como mínimo) antes de comenzar a modificarlos para el arreglo floral.
Cada dos días, procederemos a cambiar el agua del florero y recortar los tallos en ángulo para que el agua se siga absorbiendo correctamente.También, debemos tener en cuenta, la importancia de ubicar el florero en un sitio fresco y en el que no le de la luz solar, ni las corrientes de aire directamente.